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Septicemia estafilocócica

Actualizado: 12 dic

MANUAL DE EMERGENCIAS 2025



La septicemia estafilocócica es una condición médica grave causada por la bacteria Staphylococcus aureus que ingresa al torrente sanguíneo, provocando una respuesta inflamatoria sistémica potencialmente mortal. Este artículo examina los aspectos clave de esta afección, incluyendo sus síntomas, signos clínicos, métodos de exploración, pruebas diagnósticas y manejo en emergencias.


Síntomas


Los síntomas de la septicemia estafilocócica pueden variar en severidad y presentación, pero incluyen:


  1. Fibra alta y persistente[1][4]

  2. Escalofríos[1]

  3. Sudoración excesiva sin causa aparente[1]

  4. Cambios en el estado mental, como confusión o desorientación[1]

  5. Respiración rápida y superficial[1]

  6. Fatiga extrema y debilidad generalizada[1][4]

  7. Náuseas y vómitos

  8. Dolor generalizado


Es importante notar que estos síntomas pueden variar entre individuos y pueden ser más pronunciados en poblaciones vulnerables como niños menores de un año, adultos mayores de 65 años y personas con sistemas inmunitarios comprometidos[1][4].


Signos clínicos


Los signos clínicos observables en pacientes con septicemia estafilocócica incluyen:


  1. Taquicardia (frecuencia cardíaca elevada)

  2. Hipotensión (presión arterial baja), especialmente en casos de shock séptico[1]

  3. Taquipnea (respiración rápida)[1]

  4. Piel pálida, fría y sudorosa

  5. Hepatomegalia (agrandamiento del hígado)[4]

  6. Lesiones cutáneas o abscesos, que pueden ser el foco inicial de la infección[3]

  7. Alteración del nivel de conciencia

  8. Oliguria (disminución de la producción de orina)


Exploración


La exploración física de un paciente con sospecha de septicemia estafilocócica debe ser minuciosa e incluir:


  1. Evaluación de signos vitales, incluyendo temperatura, frecuencia cardíaca, presión arterial y frecuencia respiratoria[5]

  2. Examen detallado de la piel en busca de lesiones, abscesos o signos de infección[5]

  3. Auscultación pulmonar y cardíaca.

  4. Palpación abdominal para detectar hepatomegalia u otras anomalías[4]

  5. Evaluación neurológica para determinar el nivel de conciencia y función cognitiva[1]

  6. Inspección de posibles focos de infección, como catéteres intravenosos o heridas quirúrgicas[3]


Pruebas diagnósticas


El diagnóstico definitivo de la septicemia estafilocócica requiere las siguientes pruebas:


  1. Hemocultivos: Fundamentos para aislar e identificar S. aureus en el torrente sanguíneo[2][3]

  2. Pruebas de sensibilidad a antibióticos: Esenciales para determinar el tratamiento adecuado, especialmente en casos de SARM (Staphylococcus aureus resistente a la meticilina)[2][3]

  3. Análisis de sangre completo: Para evaluar el recuento de glóbulos blancos y otros marcadores de infección

  4. Pruebas de función hepática y renal

  5. Pruebas de coagulación

  6. Cultivos de otros sitios potencialmente infectados (orina, líquido cefalorraquídeo, heridas)[4]

  7. Estudios de imagen: Radiografías, tomografías computarizadas o resonancias magnéticas según sea necesario para identificar focos de infección[2]

  8. Ecocardiograma: Para descartar endocarditis, especialmente en casos de bacteriemia persistente[5]


Manejo de emergencias


El manejo de la septicemia estafilocócica en el servicio de emergencias es crítico y debe incluir:


  1. Estabilización hemodinámica: Administración de líquidos intravenosos y, si es necesario, vasopresores para mantener la presión arterial[1]

  2. Inicio temprano de antibioticoterapia empírica: Generalmente con vancomicina u otros antibióticos efectivos contra SARM, como daptomicina o linezolid[2][5]

  3. Obtención de cultivos antes de iniciar antibióticos

  4. Monitorización continua de signos vitales y función orgánica.

  5. Manejo de la vía aérea y soporte respiratorio si es necesario

  6. Control del foco infeccioso: Drenaje de abscesos o remoción de dispositivos médicos infectados cuando sea aplicable[3][5]

  7. Evaluación y manejo de complicaciones potenciales como coagulación intravascular diseminada o falla multiorgánica.


La rápida identificación y el tratamiento agresivo son cruciales para mejorar los resultados en pacientes con septicemia estafilocócica. La colaboración multidisciplinaria entre médicos de emergencia, infectólogos y especialistas en cuidados intensivos es fundamental para optimizar el manejo de esta grave condición.


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