MANUAL DE EMERGENCIAS 2025
La migraña es un trastorno neurológico crónico caracterizado por episodios recurrentes de cefalea intensa, generalmente unilateral y pulsátil, que pueden durar entre 4 y 72 horas[1][2]. Este padecimiento afecta aproximadamente al 12% de la población general, con una mayor prevalencia en mujeres[8].
Síntomas
Los síntomas de la migraña pueden variar entre individuos, pero compuestos incluyen:
Dolor de cabeza intenso, generalmente unilateral y pulsátil[1][2]
Náuseas y vómitos[1][3]
Fotofobia y fonofobia[1][3]
Empeoramiento del dolor con la actividad física[1]
En algunos casos, los pacientes experimentan una fase prodrómica con síntomas como cambios de humor, antojos alimentarios y bostezos excesivos[3]. Aproximadamente un tercio de los pacientes presenta aura, que puede incluir alteraciones visuales, sensibles o del lenguaje[2][3].
Signos Clínicos
Durante un episodio de migraña, se pueden observar los siguientes signos clínicos:
Palidez facial
Sudoración
Irritabilidad o agitación
Dificultad para concentrarse
Rigidez en el cuello[3][5]
Es importante destacar que estos signos pueden variar en intensidad y no siempre están presentes en todos los pacientes.
Exploración
La exploración física durante un ataque de migraña suele ser normal, pero puede revelar:
Sensibilidad en el cuero cabelludo o músculos pericraneales.
Signos de fotofobia o fonofobia evidentes
Ocasionalmente, alteraciones neurológicas focales transitorias durante el aura[4][5]
Es crucial realizar un examen neurológico completo para descartar otras patologías y confirmar la ausencia de signos de focalidad neurológica persistente[5].
Pruebas Diagnósticas
El diagnóstico de la migraña es principalmente clínico, basado en la historia y los síntomas del paciente. Sin embargo, en casos atípicos o cuando se sospecha de patología subyacente, se pueden realizar las siguientes pruebas:
Resonancia magnética (RM) cerebral: para descartar lesiones estructurales[5][9]
Tomografía computarizada (TC) cerebral: útil en casos de inicio súbito o cambio en el patrón de cefalea[5][9]
Electroencefalograma (EEG): ocasionalmente indicado para descartar actividad epileptiforme[9]
Punción lumbar: en casos de sospecha de hemorragia subaracnoidea o meningitis[9]
Es importante destacar que estas pruebas se realizan principalmente para descartar otras causas de cefalea y no para confirmar el diagnóstico de migraña[5].
Manejo de emergencias
El manejo agudo de la migraña en el servicio de emergencias se centra en el alivio del dolor y los síntomas asociados:
Analgesia:
Antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) como ibuprofeno o naproxeno[6]
Triptanos (sumatriptán, rizatriptán) en casos de migraña moderada a severa[6][10]
Antieméticos:
Metoclopramida o proclorperazina para controlar las náuseas y vómitos[4][6]
Hidratación:
Administración de líquidos intravenosos, especialmente en pacientes con deshidratación por vómitos[4]
Terapias complementarias:
Dexametasona para prevenir la recurrencia a corto plazo[6]
Magnesio intravenoso en casos seleccionados[6]
En casos refractarios o de estatus migrañoso, se puede considerar el uso de dihidroergotamina intravenosa o bloqueos nerviosos periféricos[4][6].
Es fundamental educar al paciente sobre los factores desencadenantes y la importancia de un tratamiento preventivo adecuado para reducir la frecuencia de las visitas a emergencias[10].
La migraña es un trastorno neurológico complejo que requiere un abordaje integral. El reconocimiento preciso de los síntomas, una exploración cuidadosa y un manejo adecuado en emergencias son cruciales para mejorar la calidad de vida de los pacientes afectados por esta condición.
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