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Menorragia


MANUAL DE EMERGENCIAS 2024



Manejo de Menorragia


  • Medidas iniciales no farmacológicas:


    • En casos de menorragia leve sin comorbilidades, se pueden recomendar medidas conservadoras, como cambios en el estilo de vida (dieta saludable, reducción de peso, manejo del estrés) y la observación del ciclo menstrual utilizando un calendario para monitorear el sangrado y evaluar la severidad.

    • Se puede recomendar el uso de antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) como ibuprofeno o ácido mefenámico, los cuales, además de aliviar el dolor menstrual, pueden reducir el flujo menstrual al disminuir la producción de prostaglandinas. Estos medicamentos deben tomarse solo durante los días de sangrado.


  • Tratamiento farmacológico:


    • Antifibrinolíticos (ácido tranexámico): Se utilizan para reducir el sangrado menstrual al inhibir la disolución de los coágulos de sangre. Se administran solo durante los días de sangrado y son efectivos para reducir el volumen menstrual en hasta un 50%.

    • Dispositivo intrauterino (DIU) liberador de levonorgestrel (LNG-IUS): Este método anticonceptivo hormonal se considera el tratamiento de primera línea en mujeres con menorragia que no buscan un embarazo inmediato. El DIU libera levonorgestrel localmente en el útero, lo que reduce significativamente el sangrado menstrual y, en muchos casos, lo detiene por completo después de unos meses de uso. También proporciona anticoncepción eficaz durante 5 años.

    • Progestágenos orales: Estos medicamentos, como la medroxiprogesterona o la noretisterona, pueden administrarse durante la segunda mitad del ciclo menstrual (fase lútea) para controlar el sangrado. También se pueden usar de manera continua en mujeres que no desean ciclos menstruales.

    • Anticonceptivos orales combinados: Además de regular el ciclo menstrual, las píldoras combinadas de estrógeno y progestágeno pueden reducir el sangrado menstrual en aproximadamente un 40-50%. Son una opción para mujeres que también necesitan anticoncepción.

    • Agentes hormonales sistémicos: En mujeres perimenopáusicas, el uso de estrógenos y progestágenos puede ayudar a controlar el sangrado irregular y excesivo, ajustando las dosis según sea necesario.

    • Ácido mefenámico (un AINE): Además de aliviar el dolor menstrual, este medicamento también puede reducir el sangrado en aproximadamente un 20-25%.


  • Intervenciones quirúrgicas:


    • Si los tratamientos farmacológicos no son efectivos o están contraindicados, se pueden considerar intervenciones quirúrgicas. Las opciones incluyen:

      • Ablación endometrial: Procedimiento en el que se destruye el revestimiento interno del útero (endometrio) para reducir o detener el sangrado. Es una opción para mujeres que han completado su familia y buscan una alternativa menos invasiva que la histerectomía.

      • Histerectomía: En casos de menorragia severa o refractaria al tratamiento, se puede optar por la histerectomía, que es la extirpación del útero. Esto elimina permanentemente la menorragia, pero es una intervención mayor con riesgos quirúrgicos y de recuperación prolongada.

      • Miomectomía: Si la menorragia está relacionada con fibromas uterinos, la miomectomía (extirpación de los fibromas) puede ser una opción eficaz.

      • Embolización de las arterias uterinas: Procedimiento mínimamente invasivo utilizado para tratar fibromas uterinos, reduciendo su tamaño al bloquear el suministro de sangre. Esto puede disminuir el sangrado menstrual asociado con fibromas.


Diagnóstico


El diagnóstico de la menorragia comienza con una evaluación clínica detallada basada en la historia médica de la paciente, la revisión de sus síntomas y un examen físico. Se considera menorragia cuando el sangrado menstrual:


  • Dura más de 7 días o


  • El volumen del sangrado es mayor a 80 ml por ciclo menstrual, lo cual puede manifestarse como la necesidad de cambiar productos de higiene femenina (toallas, tampones) con frecuencia, o la presencia de coágulos grandes.


El enfoque diagnóstico debe incluir:


  • Historial clínico: Se debe preguntar sobre la duración y frecuencia del sangrado, la cantidad (por ejemplo, si se usan múltiples productos menstruales por día) y si hay presencia de coágulos. Es importante revisar si el sangrado interfiere con las actividades diarias y si hay signos de anemia (como fatiga, debilidad o palidez).


  • Calendario menstrual: Las mujeres pueden llevar un registro de sus ciclos menstruales, anotando la duración del sangrado, el volumen percibido y la necesidad de productos higiénicos. Esto es útil para evaluar la severidad de la menorragia.


  • Exploración física: Se debe realizar un examen pélvico para descartar masas, fibromas u otras anormalidades uterinas. También se debe evaluar la presencia de signos de anemia (palidez, taquicardia).


Las pruebas adicionales incluyen:


  • Hemograma completo: Para evaluar los niveles de hemoglobina y detectar anemia, que es común en mujeres con menorragia prolongada o severa.


  • Ecografía pélvica: Es el método de imagen de elección para evaluar el útero y los ovarios, en busca de fibromas, pólipos, hiperplasia endometrial o anomalías estructurales.


  • Pruebas de función tiroidea: Si se sospecha hipotiroidismo como causa subyacente del sangrado anormal.


  • Biopsia endometrial: Debe considerarse en mujeres mayores de 45 años, o en aquellas con factores de riesgo para cáncer endometrial (como obesidad, menorragia persistente, o antecedentes de hiperplasia endometrial).


Diagnóstico Diferencial


La menorragia puede ser un síntoma de varias condiciones ginecológicas o sistémicas. El diagnóstico diferencial incluye:


  1. Fibromas uterinos: Tumores benignos que se desarrollan en el tejido muscular del útero. Los fibromas pueden causar menorragia al distorsionar la cavidad uterina o aumentar el área del endometrio.


  2. Pólipos endometriales: Pequeños crecimientos en el revestimiento interno del útero que pueden causar sangrado menstrual abundante o irregular.


  3. Adenomiosis: Condición en la que el tejido endometrial invade el músculo uterino, lo que provoca sangrado abundante y dolor menstrual severo.


  4. Hiperplasia endometrial: Un engrosamiento excesivo del revestimiento uterino que puede ser precanceroso y causar menorragia. Es más común en mujeres con niveles elevados de estrógeno sin oposición de progestágeno.


  5. Trastornos de la coagulación: Condiciones como la enfermedad de Von Willebrand u otras coagulopatías pueden causar sangrado menstrual abundante desde la menarquia.


  6. Hipotiroidismo: Un trastorno de la glándula tiroides puede afectar el ciclo menstrual, causando menorragia o sangrados irregulares.


  7. Cáncer endometrial: Aunque es menos común, el cáncer endometrial debe considerarse especialmente en mujeres posmenopáusicas o en aquellas con factores de riesgo como obesidad o exposición prolongada al estrógeno sin oposición.


  8. Uso de anticonceptivos: Los anticonceptivos intrauterinos no hormonales (DIU de cobre) pueden asociarse con menorragia en algunas mujeres.


Definición


La menorragia es un sangrado menstrual anormalmente abundante o prolongado que ocurre en intervalos regulares. Se considera que una mujer tiene menorragia si su ciclo menstrual produce un sangrado mayor a 80 ml por ciclo o si el sangrado dura más de 7 días.


Aunque medir el volumen exacto de sangrado puede ser difícil en la práctica, el impacto en la calidad de vida y la necesidad de cambiar productos higiénicos frecuentemente son indicadores clave. La menorragia puede tener diversas causas subyacentes, desde condiciones ginecológicas estructurales (fibromas, pólipos) hasta trastornos sistémicos como problemas tiroideos o trastornos de coagulación.

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