Lesiones de los Cuernos Posteriores de los Meniscos
- EmergenciasUNO
- 9 sept 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 16 sept 2024
MANUAL MINORS
Las lesiones de los cuernos posteriores de los meniscos (medial y lateral) son desgarros que ocurren en la parte posterior de los meniscos, estructuras cartilaginosas que actúan como amortiguadores entre el fémur y la tibia en la articulación de la rodilla.
Estas lesiones son comunes en deportistas y personas que realizan movimientos repetitivos de torsión o flexión de rodilla, aunque también pueden estar asociadas a la degeneración del menisco en personas mayores. El menisco medial suele afectarse con más frecuencia que el lateral debido a su menor movilidad.
Diagnóstico
El paciente suele referir dolor en la parte posterior o lateral de la rodilla, que puede intensificarse con la flexión profunda o movimientos de rotación. Puede haber bloqueos o chasquidos en la rodilla, así como sensación de inestabilidad. El diagnóstico se sospecha clínicamente por el examen físico, con pruebas como la de McMurray o Apley, que reproducen el dolor o los síntomas. Sin embargo, la confirmación definitiva se obtiene mediante resonancia magnética (RM), que es el estudio de elección para visualizar los desgarros meniscales, su localización y extensión.
Diagnóstico Diferencial
Condición | Diferenciación clave |
---|---|
Lesión de ligamento cruzado anterior (LCA) | Inestabilidad anterior de la rodilla, con pruebas específicas como Lachman o Pivot-shift positivas |
Lesión de ligamento colateral medial (LCM) | Dolor localizado en el lado medial de la rodilla, sin bloqueos articulares |
Lesión del cuerno anterior del menisco | Dolor en la parte anterior de la rodilla, sin afectación posterior |
Condromalacia rotuliana | Dolor en la parte anterior de la rodilla, empeorando con la flexión profunda |
Artrosis de rodilla | Dolor crónico asociado con rigidez y crepitación, con hallazgos degenerativos en radiografías |
Manejo en Emergencias
El manejo inicial de una lesión del cuerno posterior del menisco incluye reposo, hielo, compresión y elevación (RICE), junto con analgesia (AINEs). Si el paciente tiene bloqueos articulares severos o dolor incapacitante, puede ser necesario inmovilizar temporalmente la rodilla hasta la evaluación definitiva. La fisioterapia inicial para reducir el dolor y restaurar la movilidad puede iniciarse después de una evaluación detallada.
Tratamiento Definitivo
El tratamiento depende de la severidad de la lesión y de si hay síntomas mecánicos asociados, como bloqueos articulares:
Tratamiento conservador: En desgarros menores o degenerativos, se puede manejar con fisioterapia para mejorar la fuerza muscular y estabilidad, junto con la administración de AINEs y reposo relativo. Se recomienda evitar actividades que impliquen rotación o torsión de la rodilla.
Tratamiento quirúrgico: Si hay síntomas persistentes o desgarros grandes, se puede realizar una artroscopia de rodilla. Durante este procedimiento, el cirujano puede reparar el menisco (si el desgarro es en la zona vascularizada) o realizar una meniscectomía parcial (eliminar la parte desgarrada). La reparación se prefiere, ya que preserva la función meniscal y reduce el riesgo de desarrollar artrosis a largo plazo.
Rehabilitación
La rehabilitación después del tratamiento, ya sea conservador o quirúrgico, es esencial para recuperar la función completa de la rodilla. Los programas de fisioterapia se enfocan en el fortalecimiento del cuádriceps y músculos estabilizadores, mejorando el rango de movimiento y la estabilidad de la rodilla.
En caso de reparación quirúrgica, la carga de peso suele estar restringida por 4-6 semanas, y la recuperación completa puede llevar varios meses dependiendo de la severidad de la lesión.
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