MANUAL MINORS
Las fracturas de la pelvis son lesiones graves que afectan la estructura ósea que forma la base del esqueleto axial y conecta la columna vertebral con las extremidades inferiores.
Estas fracturas suelen ser causadas por traumatismos de alta energía, como accidentes automovilísticos o caídas desde altura, aunque también pueden ocurrir en personas de edad avanzada por caídas menores debido a la osteoporosis.
Dada la proximidad de vasos sanguíneos y órganos vitales (vejiga, uretra, intestinos), estas fracturas conllevan un alto riesgo de hemorragia, lesiones viscerales y otras complicaciones graves.
Diagnóstico
El diagnóstico se basa en la historia clínica de trauma significativo y los signos clínicos de inestabilidad pélvica, dolor intenso, deformidad o incapacidad para caminar. La evaluación inicial incluye radiografías anteroposteriores de pelvis y, en muchos casos, una tomografía computarizada (TC) para identificar fracturas complejas o desplazadas y valorar lesiones viscerales o hemorragias internas.
Diagnóstico diferencial
Patología | Características clave |
---|---|
Contusión pélvica | Dolor en la región pélvica sin fractura visible en imágenes |
Luxación de cadera | Dolor intenso, deformidad, extremidad en rotación interna o externa |
Fractura acetabular | Dolor en la cadera, limitación del movimiento, a menudo asociada a fractura de pelvis |
Ruptura de la vejiga o uretra | Hematuria, incapacidad para orinar, dolor suprapúbico |
Manejo en Emergencias
Evaluación inicial de la vía aérea, respiración y circulación (ABC): En pacientes con traumatismos graves, asegurar una evaluación inicial rápida y adecuada. El control de la hemorragia es crucial.
Inmovilización pélvica: Aplicar un cinturón o fijador pélvico (binder) para reducir el sangrado interno y estabilizar la pelvis. Este paso es fundamental, ya que las fracturas pélvicas pueden causar hemorragias significativas.
Control de la hemorragia: Las fracturas de pelvis son una causa importante de hemorragia masiva. En casos de inestabilidad hemodinámica, considerar la necesidad de transfusión de sangre y de realizar una angiografía con embolización para controlar la hemorragia.
Evaluación de lesiones asociadas: Buscar signos de lesión uretral o vesical (hematuria, sangrado perineal, dificultad para orinar) y evaluar la estabilidad neurológica y vascular de las extremidades inferiores.
Imágenes diagnósticas: Solicitar radiografía anteroposterior de pelvis y, en casos complejos, TC de pelvis para una evaluación más detallada de las fracturas.
Analgésicos y estabilización: Administrar analgesia adecuada para el dolor severo. Mantener al paciente inmovilizado hasta que se defina el manejo definitivo.
Profilaxis tromboembólica: Debido al alto riesgo de trombosis en fracturas pélvicas, iniciar medidas profilácticas (heparina o dispositivos compresivos) si no hay contraindicaciones hemorrágicas.
Tratamiento Definitivo
El tratamiento definitivo depende de la gravedad y el tipo de fractura. Las fracturas estables pueden manejarse de manera conservadora con reposo en cama y analgesia, mientras que las fracturas inestables o desplazadas requieren intervención quirúrgica.
El manejo quirúrgico puede incluir reducción abierta y fijación interna (ORIF) para estabilizar los fragmentos óseos y restaurar la anatomía de la pelvis.
En casos de hemorragia no controlada, se puede necesitar una intervención de emergencia como la embolización angiográfica o la colocación de un fijador externo. La rehabilitación es crucial para la recuperación funcional a largo plazo.
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