MANUAL DE EMERGENCIAS 2024
Manejo de Fiebre glandular (mononucleosis infecciosa)
Tratamiento sintomático:
El manejo de la fiebre glandular es principalmente sintomático y de apoyo, ya que la enfermedad suele ser autolimitada y se resuelve en 2 a 4 semanas.
Se recomienda el uso de paracetamol o ibuprofeno para aliviar la fiebre, el dolor de garganta y los síntomas generales de malestar.
Antibióticos no están indicados a menos que haya evidencia de una infección bacteriana secundaria, como faringitis estreptocócica.
Si se administran antibióticos de la familia de las penicilinas (como la amoxicilina), existe un riesgo elevado de que el paciente desarrolle un exantema maculopapular que no está relacionado con una alergia a la penicilina.
Recomendaciones generales:
Se anima a los pacientes a retomar gradualmente sus actividades diarias según lo que puedan tolerar cómodamente. La fatiga puede persistir y es uno de los síntomas que más tarda en resolverse, por lo que el retorno a la rutina debe ser progresivo.
Se aconseja evitar actividades físicas extenuantes o deportes de contacto durante al menos 4 semanas desde el inicio de la enfermedad, debido al riesgo de rotura esplénica, una complicación poco frecuente pero grave.
Prevención de la transmisión: Como el virus de Epstein-Barr se transmite a través de la saliva, es fundamental evitar compartir utensilios de comida o bebida, y se recomienda abstenerse de besar mientras persistan los síntomas.
No es necesario el aislamiento estricto, ya que la enfermedad no es altamente contagiosa en comparación con otras infecciones virales. Sin embargo, se debe limitar el contacto cercano que pueda propiciar el contagio.
Hospitalización: Puede ser necesaria en los siguientes casos:
Obstrucción de las vías respiratorias superiores debido al agrandamiento severo de las amígdalas.
Deshidratación severa debido a la incapacidad para ingerir líquidos.
Complicaciones graves, como sospecha de rotura esplénica o afectación neurológica.
Diagnóstico
Criterios clínicos:
El diagnóstico de fiebre glandular se sospecha en personas con los tres síntomas clásicos: fiebre, linfadenopatía (particularmente cervical posterior) y dolor de garganta severo.
La linfadenopatía suele ser bilateral y cervical posterior, pero también puede presentarse en otras áreas como la submandibular, suboccipital, axilar o inguinal. Los ganglios linfáticos están agrandados, son móviles y moderadamente dolorosos.
Dolor de garganta: Puede ser muy severo, con amígdalas agrandadas, exudado blanco (similar a un “blanqueamiento”), y petequias en el paladar.
Esplenomegalia: Agrandamiento del bazo, que generalmente se detecta clínicamente durante la segunda semana de la enfermedad. En casos más leves, la esplenomegalia puede ser subclínica y resolverse espontáneamente en 7-10 días.
Hepatomegalia y dolor en el cuadrante superior derecho también pueden presentarse, aunque son menos frecuentes.
Otros síntomas incluyen fatiga extrema, malestar general, mialgias y cefaleas.
Exámenes de laboratorio:
Recuento sanguíneo completo (FBC): Puede mostrar una linfocitosis significativa, con más del 50% de linfocitos y al menos un 10-20% de linfocitos atípicos o reactivos, lo cual es característico de la infección por EBV.
Monospot test: Detecta anticuerpos heterófilos en adultos inmunocompetentes, siendo positivo en el 85% de los casos después de la primera semana de síntomas. En niños menores de 12 años, este test no es confiable y se prefiere la serología específica del virus de Epstein-Barr.
Serología para EBV: Se utilizan pruebas serológicas para confirmar la infección en niños pequeños, personas inmunocomprometidas o cuando el diagnóstico clínico no es claro.
Pruebas adicionales:
Pruebas de función hepática (LFTs): Elevaciones leves de las transaminasas (AST y ALT) son comunes y pueden alcanzar hasta 2-3 veces el límite superior de lo normal.
Si los síntomas no mejoran o si el paciente presenta una monospot negativa repetida, se deben considerar otras causas como citomegalovirus, toxoplasmosis o VIH.
Diagnóstico Diferencial
Faringitis estreptocócica: Esta puede imitar a la fiebre glandular, pero la linfadenopatía es típicamente anterior y la esplenomegalia no es común. Además, los síntomas de fatiga son menos prominentes en la faringitis estreptocócica.
Otras causas de linfadenopatía:
Linfoma o leucemia pueden presentarse con linfadenopatía, pero con otros hallazgos clínicos, como pérdida de peso, sudores nocturnos o anemia. La fiebre glandular es más aguda en su presentación.
Otras infecciones virales:
Citomegalovirus (CMV): Produce un cuadro similar al de la mononucleosis, pero el dolor de garganta y la linfadenopatía suelen ser menos prominentes. La esplenomegalia y la hepatomegalia pueden estar presentes.
Toxoplasmosis aguda: Causa linfadenopatía moderada con hepatomegalia o esplenomegalia.
VIH: La infección primaria por VIH puede presentarse con fiebre, faringitis y linfadenopatía, pero se asocia con síntomas adicionales como erupción cutánea, diarrea, pérdida de peso y malestar gastrointestinal.
Definición
La fiebre glandular, también conocida como mononucleosis infecciosa, es una infección viral causada principalmente por el virus de Epstein-Barr (EBV), que pertenece a la familia de los herpesvirus humanos. Se transmite principalmente a través del contacto con saliva, como al besar o compartir utensilios, y es más común en adolescentes y adultos jóvenes entre los 15 y 24 años.
En la mayoría de los casos, la fiebre glandular es una enfermedad autolimitada, que dura de 2 a 4 semanas. Aunque generalmente se resuelve sin complicaciones graves, puede provocar fatiga prolongada en algunos pacientes y, en casos raros, complicaciones como la rotura esplénica. El EBV también se asocia con algunas formas de cáncer, como el linfoma de Hodgkin.
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